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Spanish Category Runner-up Recuerdos de un Dia de Niebla by Vicky Bailey

Había una niebla espesa que hacía que todo apareciese misterioso. Las calles estaban vacías. El concierto había terminado hacía unos minutos pero todo el mundo había desaparecido. Mis dos amigas, que me habían acompanado, vivían cerca del teatro, pero yo tenía que coger un autobús para volver a casa. Aligeé el paso, nunca me gustó la niebla, siempre la relacionaba con episodios en mi vida que habían sido poco agradables y a veces infelices.

Llegué a la parada de autobús donde ya esperaban dos mujeres que mantenían una animada conversación. Discutían en relación al referéndum sobre el aborto. Una estaba al favor del cambio de la ley y su amiga pensaba que no, que todo aborto era un crimen. Al oírlas pensé, que si eran amigas, sus posiciones en este tema eran tan diferentes que no seguirían siendolo por mucho tiempo.

En ese momento llegó el autobús y todas subimos a él. Las dos mujeres siguieron argumentando. Yo llegué a mi destino. No se si sería la niebla misteriosa o los argumentos que había escuchado, pero cuando llegué a casa sentí como una opresión en las sienes y decidí tomarme una tila y acostarme. Traté de pensar en la bonita música que había escuchado en el concierto pero no conseguía coger el sueno.

Mis pensamientos volvieron hacía muchos anos atrás. Yo estaba de la mano de mi madre en un cementerio. Seguro que fuimos muchas mas veces allí pero ese día se me quedó impreso. Tambíen había niebla y el cementerio parecía un lugar misterioso y mas lúgubre de lo normal. Mi madre se paró delante de una tumba con un ángel y yo me acerqué a leer las letras. En ese tiempo yo estaba muy orgullosa de que sabía leer. Leía todo lo que se me ponia por delante. Imaginen mi sorpresa cuando leí mi nombre en la lápida “Susan Reading”. Me llevé tal sobresalto que empecé a llorar. Mi madre dejó las flores. me abrazó y me preguntó que era lo que me pasaba. Yo, entre sollozos, le contesté que mi nombre estaba en esa tumba y que si iba a ser la mía. Ella me contestó que no era mi tumba, que no tenía nada que ver conmigo. Me dijo que era la tumba de una tía abuela suya que había muerto muy joven.

Mi madre me secó las lágrimas y luego me explicó que mi nombre estaba en la lápida porque su tía abuela se llamaba lo mismo que yo. Me dijo que a mi padre y a ella les había gustado el nombre y me lo habían puesto en recuerdo de ella.

Poco después nos fuimos del cementerio. Yo todavía tenía miedo y no me olvidé de aquello en mucho tiempo. Anos después supe la historia de mi tocaya.

Ella tenía 29 anos y ya tenía cuatro hijos cuando quedó embarazada del quinto. Ella estaba muy disgustada porque apenas se había recuperado del último parto. En esos tiempos había pocas ayudas para esos problemas. Todos los embarazos y partos acarreaban muchos riesgos.

El matrimonio era muy pobre y ya tenían problemas para darle de comer a sus cuatro hijos. El marido de Susan era un simple carpintero que trabajaba en todo lo que encontraba . La paga era poca y las horas eran largas. Ella no sabía como iban a salir adelante con un quinto hijo. Ni ella ni su marido tenían familia que pudieran ayudarle.

Su salud tampoco era buena y decidió recurrir a una curandera. Su marido trató de desuadirla y tuvieron muchas discusiones. Ella trató de convencerlo, diciendole que dos amigas suyas habían tenido el mismo problema y todo había salido bien. No llegaron a estar de acuerdo, pero ella siguió adelante.

Acompanada por una de sus amigas fue a la curandera. Sufrió mucho pero pensó que era la única solución. Con la ayuda de su amiga regresó a casa pero empezó a desangrarse. El marido cuando llegó a casa y la vió puso el grito en el cielo. Llamaron al médico pero éste no pudo hacer nada. Unas horas más tarde murió.

Dejó atrás a su marido y a cuatro criaturas pequenas. Cuando mi madre me contó esa historia me dijo que en esos tiempos estos desenlaces eran muy comunes.

Yo nunca he olvidado su triste historia. El debate que escuché esta noche me la recordó una vez más. Siempre pienso que si Susan hubiese vivido en otros tiempos su historia no hubiera tenido un desenlace tan infeliz.

Judge Charles Durante’s comments:

The abortion issue remains unresolved in Gibraltar. I recommend this story to anyone who has any serious doubts as to how to vote in the forthcoming referendum. Fog has often been employed by writers to create mystery, to generate uncertainty, and to inspire fear. The narrator of our moving story is especially susceptible to the unpleasant associations of fog. She recalls a foggy evening after a concert when she happened to overhear two friends arguing about the pros and cons of abortion. It’s such a contentious issue she feels they will not remain friends for long. The menacing fog and the talk about abortion disturb her night’s sleep and she recalls an incident in her childhood which is indelibly etched in her mind. Her mother took her to the cemetery where she saw a grave with her name on the tombstone. The poor thing is aghast and frightened. Mother explains it’s the grave of a sister of her grandmother who died from a botched abortion performed by a quack. Her namesake already had four children and they could ill afford a fifth. What makes this story pull at the heart string is its human warmth, its empathy with those who suffer, sometimes needlessly and because society is inflexible and condemnatory, its vision of a more benign and loving future. It is a ‘triste historia’, but as long as we have people like the narrator, there is still hope for the human race.